Las inclinaciones criminales de la Europa democrática

Traducción: Irene Miriam Agoff
Título original: Les penchants criminels de l’Europe démocratique

Editorial: Manantial
Colección: Reflexiones
ISBN: 9789875001046
Páginas: 160 págs.
Medidas: 14 x 22 cm.
Año de publicación: 2007
Precio: $11200.00 [u$s 14.36]

Temas: Ensayo, Filosofía política, Filosofía

En Europa, el par problema/solución determinó la historia del nombre judío. El nazismo no hizo más que desplegar la última de sus formas.
Europa no puede afectar ignorancia. Menos aún cuando su unificación, que tanta admiración ha suscitado, es consecuencia directa de la operación hitleriana.
Porque es preciso concluir. En el espacio que Hitler dominó, es decir, sobre casi toda la Europa continental, el exterminio de los judios fue llevado a cabo. Aquello que desde 1815 los expertos políticos consideraron un problema difícil de resolver, simultáneamente desapareció: se hizo humo. Las cosas serias podían comenzar.
Hoy ya se ha andado el camino. Europa está presente en el mundo hasta el punto de arrogarse la tarea de cumplir en él determinadas misiones. Una de ellas: hacer reinar la paz entre los hombres de buena voluntad. De estos últimos, sin embargo, los judíos no forman parte. Pues llevan sobre sí la marca indeleble de la guerra. Europa, heroína de la paz en todas partes, no puede sino desconfiar de ellos, estén donde estén. No puede sino ser profundamente antijudía.
Los portadores del nombre judío deben interrogarse. A partir de la Ilustración, se pensaron en función de Europa.
La persistencia del nombre judío a través de la historia, la continuidad de los odios que despertó, todo eso debía hallar una explicación cuyos términos Europa pudiese aceptar. Ahora bien, si cayó en un antijudaísmo de estructura, entonces hay que volver a plantear todo desde el comienzo. ¿Cómo persistió el nombre judío? Gracias a un soporte a la vez material y literal del que Europa no quiere saber nada: la continuidad del estudio. ¿Cómo continuó el estudio? Por una vía de la que Europa no quiere saber nada: la decisión de los padres de que su hijo se encamine hacia el estudio. ¿Por qué el odio? Porque, en última instancia, en sus continuidades, el nombre judío reúne los cuatro términos que la humanidad del futuro desea vaciar por completo de sentido: hombre/mujer/padres/hijo.


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